El cambio climático cambia las reglas de la producción agroalimentaria
Una buena (y necesaria) pregunta que podemos hacernos sobre el cierre de 2023 es qué podremos producir y comer a futuro.
La situación actual y hacia adelante en la agricultura global es poder sortear los efectos no deseados del cambio climático. La mitigación juega un papel clave, pero la adaptación requiere de respuestas, de soluciones concretas, que ayuden al cultivo, que sean amigables y respetuosas del ambiente y los recursos naturales, y que apunten a mejorar calidad con nutrición.
Si observamos apenas por un instante al mercado mundial de alimentos, la demanda exige alta calidad e inocuidad, pero también un aporte sustancial de valor nutricional.
En ese escenario vale la pena recordar la situación en México. En promedio en 2023 ha llovido un 60 por ciento menos de lo habitual y el 85 por ciento del territorio nacional presenta algún tipo de sequía, que impacta en ciudades y zonas de producción.
Hoy los cultivos, las plantas, se defienden como pueden de las variaciones climáticas y meteorológicas, que llevan las temperaturas a muy altos o muy bajos valores, o a sequías fuertes a extremas. Se ve afectado el cultivo, el suelo pierde sus mejores condiciones y entonces se corre el riesgo de producir menos con la consabida pérdida de competitividad que trae este escenario.
Pero también la seguridad alimentaria en este panorama se ve amenazada.
La pregunta es qué hacer frente a esto. Allí aparece la bioestimulación como aporte central para lograr incrementos productivos, robustecer potencial genético de los cultivos y trabajar desde la adaptación.
La bioestimulación significa una mayor tolerancia de los cultivos a las diferentes formas de estrés abiótico, una sustancial mejora en los procesos de asimilación de nutrientes y una mejora general en la eficiencia del metabolismo de las plantas, para lograr incrementos de productividad.
El lugar preponderante del silicio en la bioestimulación. El factor Diatomix
Diferentes investigaciones apuntan a interacciones centrales del silicio en la planta. Tiene intervención en mecanismos metabólicos que son los reguladores de nutrientes. Hay quienes lo plantean como de influencia claramente positiva sobre el balance de nutrientes y como un genuino bioestimulante, además de su faceta como nutriente.
Ya no caben dudas. En los últimos años ha ganado consenso en la comunidad científica el valor y contribución del silicio pensando en términos de una agricultura nueva. La Association of American Plant Food Control Officials designó oficialmente en 2016 al silicio como una "sustancia beneficiosa" para las plantas.
El Ingeniero Químico Alejandro Llanos, que acompaña la tarea de investigación para el CIVAT, el brazo científico destacado de Diatomix, comenta que las implicaciones claras del silicio se advierte en la actividad de algunas enzimas, la capacidad antioxidante, las relaciones hídricas de las plantas, fotosíntesis, absorción de aniones nutrientes y no nutrientes, movilidad de iones dentro de los tejidos de las plantas, equilibrio hormonal y otros procesos fisiológicos y metabólicos. Son producto precisamente del proceso de bioestimulación en las plantas.
Diatomix Agro, además de ser el ya reconocido fertilizante organomineral con base de silicio de alta calidad que funciona como nutriente vegetal y que ayuda a mejorar la apariencia y la calidad de los cultivos para que tengan un mejor valor integral en el mercado, puede ser ampliamente considerado como un bioestimulante de características notables.
La bioestimulación entretanto, es la nueva agricultura pensada hacia el futuro. Y el silicio es la hoja de ruta de ese nuevo concepto. En cada producto Diatomix Agro, y en las manos del productor, está integrada y potenciada de manera natural esa nueva agricultura.
Hugo Castellano